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jueves, 25 de abril de 2013

CRISIS

La infructuosa búsqueda de empleo durante un tiempo prolongado, la imposibilidad de trabajar, y con ello de ingresar dinero a fin de mes en los hogares, provoca que quien tenga ahorros los destine a cubrir sus necesidades básicas, en lugar de emplearlos en mejorar su calidad de vida, permitirse algún capricho, o simplemente, tener un "colchón" para vivir sin preocupaciones. Y que los que vivían más al día, o no habían tenido tiempo de hacerse con unos ahorrillos, hayan tenido que tragarse la vergüenza y recurrir a la familia, a los amigos, o, en el peor de los casos, se hayan visto forzados a vivir de la caridad...
A la gente que no puede pagar su piso, a los que están desahuciando, a quienes no pueden comprar lo más básico, a los que tienen que ingeniárselas para poner un plato de comida en casa a diario, esto que escribo les parecerá una nimiedad. Y llevan razón. 
Yo no voy a hablar de los barcos hundidos, sino de los "tocados", de mi caso particular, es decir, el de las familias que aguantamos el temporal  tirando de los ahorros. Quiero manifestar el empobrecimiento anímico y vital de las personas cuando pierden su "modus vivendi".  Lo que esta pérdida lleva consigo: el bajón de autoestima, la pérdida de relaciones y contactos con compañeros, el desánimo, el sentimiento de que nada de lo que haces es útil, porque no logra que la situación cambie...Conforme pasa el tiempo, aumenta la desconfianza en que las cosas vayan a mejorar en un plazo de tiempo razonable.
Muchas veces, cuando escucho a la gente decir "no os preocupéis, que de esta vamos a salir, que es sólo un bache", sé que lo dicen con su mejor intención, pero yo me siento impotente por no poder hacer que comprendan que los cambios a los que nos somete esta situación hacen tanta mella que aunque pase el tiempo, ahí estarán, como una cicatriz que permanece en la piel años después de habernos caído. Nos habrán marcado, la forma de ser, de pensar, y lo que es peor, nos habrán obligado a abandodar proyectos, ilusiones, no habremos podido cumplir sueños...habremos perdido oportunidades. En situaciones como la que hoy atravesamos, todos los esquemas que teníamos en la cabeza, aquéllo en lo que insistían nuestros padres de que el esfuerzo tendría su recompensa, que estudíásemos para labrarnos un futuro, no vale para nada...Somos los damnificados de una situación que no hemos provocado. Y no, no estoy dispuesta a admitir la justificación de muchos: que era lógico que ésto pasara, que nos lo hemos buscado por vivir por encima de nuestras posibilidades... Algún caso habrá, pero no creo que sea el de la mayoría de los más de seis millones de parados. Más bien sigue siendo el de los mandamases, que tienen carta blanca para seguir vivendo a todo trapo a costa de los que les sufragamos...
 Nosotros no hemos vivido nunca por encima de nuestras posibilidades. Mi marido empezó a trabajar antes de finalizar los estudios, que terminó con un expediente brillante, y desde entonces no paró hasta que la apisonadora de la crisis de la construcción le pasó por encima. Sus jefes lo valoraban siempre positivamente, sus compañeros lo querían y apreciaban...y él se dejaba la piel, porque disfrutaba con lo que hacía. Pero todo eso no fue suficiente...Yo terminé la carrera con dos especialidades (pensando que así ampliaba las posibilidades) a curso por año, y a escasos meses de terminar, empecé a trabajar en Albaladejito, único Centro de Investigación, de los pocos sitios de Cuenca donde puede encontrar trabajo un biólogo. Cuando se convocó la oposición de Secundaria, me preparé y me presenté...Y aprobé. Saqué más de un 8...pero carecía de experiencia...Y ese fue el motivo por el que no pude sacar la plaza. Después  de otra segunda oposición en la que sufrí en mis carnes la injusticia de una puntuación ridícula, y de una reclamación que sirvió como papel de váter, y de más de cuatro años  cambiando de localidad cada año, y en muchas ocasiones dos y tres veces por curso escolar, viviendo en pueblos de mala muerte, cuadrando el círculo para vivir mi marido y yo juntos. Después de acostumbrarme a dejar atrás el cariño de compañeros, de alumnos, constantemente. Y de descubrir  en la enseñanza mi vocación, el premio a todo esto, es llegar a la treintena y no tener futuro.Haber tenido un hijo y no saber si podremos darle un hermano, ni qué será de nosotros mañana. Sentirte poco a poco apartado de la sociedad, que eso sí, para reclamarte impuestos sangrantes, sigue acordándose de tí....
En una sociedad consumista como la nuestra, es muy difícil ser feliz sin gastar dinero. No sé si soy yo especialmente débil, pero me está costando mucho renunciar a muchos pequeños placeres, que no podemos permitirnos, pero que evitaban la monotonía y hacían que cada día fuera distinto, y no tan gris. Me refiero a cosas que no son especialmente caras, como comprarme revistas de moda, bisutería, un bolso o una camiseta de vez en cuando. Ahora miro mucho más esas cosas, y lucho contra las tentaciones. 
Desde que Guillermo nació, hemos ido de viaje sólo una semana en verano a la playa...Y ya no es porque sea pequeño y de la lata...
Hemos dejado de comprar discos, de comprar el periódico los fines de semana, de ir a conciertos, reducido mucho la compra de libros...(bendito ebook!!no sé qué haríamos sin tí)... Y aún así, gastamos todos los meses más de lo que ingresamos, sólo con la hipoteca, la guardería, los impuestos, la compra de comida....
Es una consecuencia más de la devastadora crisis: la reducción en los gastos destinados a cultura-ocio.
Eso significa que nuestra vida se está empobreciendo alarmantemente. Escuchar un concierto, salir al cine, ir al teatro, leer un libro, viajar, conocer otras realidades...ha dejado de estar a nuestro alcance..Poco a poco nos vemos forzados a abandonar elementos de nuestra vida que la hacían merecer la pena, que nos han hecho llegar a ser como somos, que nos han aportado experiencias únicas, maravillosas, nos han hecho madurar. Me pregunto si en este sentido, no deberíamos considerarlas también "necesidades básicas"...

Como la entrada en el blog se está haciendo muy larga, podría tirarme horas escribiendo sobre este tema, he decidido cortar, y dejarlo para posteriores entregas. Así que para finalizar os dejo con dos frases que me han parecido muy oportunas, para que reflexionemos:

"Formar parte de la sociedad es un fastidio, pero estar excluido de ella es una tragedia". Oscar Wilde
"Los hombres no han establecido la sociedad solamente para vivir, sino para vivir felices" Aristóteles

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